everyday counts

jueves, 10 de noviembre de 2011

Batas blancas.

Hospitales. Esa palabra creo que para la mayoría de gente tiene connotaciones negativas. Ya sea porque te has roto la tibia, te has puesto enfermo o vas a visitar a alguien que permanece ingresado, lo asociamos con algo de poco agrado. Además, este termino también sugiere interminables horas de espera, médicos bordes y sistemas sanitarios aún peores. Y en el peor de los casos, se relaciona con la muerte.
Os doy la razón. Esa es la realidad que se vive entre batas blancas. Pero para mi, el simple hecho de pisar un hospital me llena. Y diréis, está majara por lo menos la chavala!
No, no lo estoy. Supongo que ciertas personas tenemos la suerte de tener claro qué queremos ser, mientras que para otras les supone un dilema escoger su futuro.
No diré siempre, porque de pequeño quieres ser futbolista, astronauta o cantante; pero si desde que tengo uso de la razón, he querido ser médico.
De manera que el hecho de pisar un hospital, en cierto modo, me aporta felicidad. Por supuesto que no me motiva nada que alguien cercano esté sufriendo en cuanto a la salut se refiere, pero de verdad, que por vocación, rodearme tan sólo unos minutos en ese ambiente, me hace reafirmarme más aún que quiero ser doctora. Y que quien la sigue, la consigue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario